Sacudida cronometrada
- Tinta de un bisturí
- 5 ene 2023
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 26 ene 2023
Dirigió sus pasos hacía una puerta que, una vez cruzada, no admitiría su regreso.
Sintió en sus caderas algo más que el peso del orgullo que había guardado en los bolsillos de un pantalón blanco no adecuado para la ocasión, era el peso de una mirada que hace años conocía, solo que esta vez no incrementaba su gracia al caminar, sino que bautizaba sus pasos con una inestabilidad que despreciaba.
Tocó el manubrio de la puerta, pero no lo giró. Deseaba una maquina del tiempo con la que repetir su recorrido por el pasillo de forma indefinida y encontrar así una razón que la hiciera cambiar de opinión.
¿No era el querer cambiar de opinión una razón suficiente para hacerlo? Sabía que no. Hay decisiones cuya firma no incluían la palabra querer.
Justo cuando se decidió a girarlo, aquella voz ronca exigió su atención. No se dio cuenta desde cuando le había estado hablando, ni cuanto tiempo llevaba parada frente a la puerta, pero el tono insistente de su pregunta le dejaba claro que no era la primera vez que la repetía. -¿Estas segura que no hay otra opción? Lo escuchó en tono que ya insinuaba desesperación.
Clavó sus ojos en los suyos, y los desvió tan rápido como pudo escapar de ellos.
-Si la hubiera, tu no estarías ocupando esa silla y yo, yo...
El sonido de la puerta lo sacudió y se dio cuenta que llegaría a la salida antes de que ella saliera del ascensor...
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