Toques sin sostén
- Tinta de un bisturí
- 2 jul 2023
- 1 Min. de lectura
Sus caminos estaban unidos en muchas vueltas y esquinas del calendario; vagaban por el viejo sendero de sus ilusiones, teniendo de fondo el mismo horizonte, pero nunca pudieron ni quisieron aprender a coordinar sus pasos para caminar juntos, porque sus manos estaban sostenidas por alguien más; quienes marcaban su dirección y velocidad, y a quienes, independiente de, no querían soltar.
Entre miradas por la espalda, roces inesperados y medias sonrisas, cayeron en dosis apasionadas de desenfreno a las cuales se volverían adictos.
No tenían lugar para amarse, tampoco para pensar en las consecuencias. Poner en una balanza lo que estaba en juego era malgastar el tiempo que nunca tendrían.
¿Valdría la pena arriesgarlo todo por conservar recuerdos que nunca podrían dejar salir? Sabían que no, pero tampoco les importó.
A veces seguimos ahí, no por conseguir algo, sino por no enfrentar que ya hemos perdido. Siempre será más fácil maquillar las derrotas que quitarnos el disfraz que nos mantiene siendo parte del show, aunque sea desde el último sillón, aunque ya se haya acabado la obra.
Y es que, entre lo que sabemos y lo que nos negamos a aceptar, hay una cascada de pasos que nos arrastran hasta los rincones más oscuros de nuestra cobardía.
Y sí, lo sabemos…
Hay manos que insisten en tocarte, pero nunca hacen el intento de sostenerte.
Comments