Una noche… cualquiera

Apoyar mi espalda en la almohada le dio el permiso que, al parecer, esperaban mis pensamientos para salir.

Tú, como siempre, danzando entre ellos al son que a mi memoria le plazca; unas veces eufórico y carnavalesco, otras; elegante, sutil y delicado y otras; lento… gris.

¿En qué momento las manecillas de mi reloj te escogieron como norte?

¿Cuándo dejé para después mi día a día y bailé desesperadamente entre las ganas de tenerte sin prisa?

Pestañear es intensificar.

Ignorar es fracasar.

Pensar es desear.

Definir es mentir.

No hay definición de ti que abarque todo lo que he intentado maquillar con los pinceles de mis dudas, porque sin importar la noche del día que sea, hay sentimientos en mí que se arrodillan frente a ti como una cualquiera.